Qué es un home run y un zombi en el mundo del capital privado 

Un home run, en el mundo del béisbol, es cuando el jugador que batea consigue dar una vuelta completa al campo, lo que le da la máxima puntuación. Un zombi, probablemente ya lo sepas, es un muerto viviente. ¿Pero qué relación tienen estos dos conceptos? No, no es el título de una película que se estrenará el próximo viernes 13. Estos dos términos también guardan cierta relación en el mundo de la inversión en capital privado.

Ambos sirven para clasificar a las empresas en función de cómo vayan cumpliendo los hitos de su plan de negocio.

Una de las principales ventajas de invertir en fondos de capital privado es la diversificación que alcanzamos. Al invertir en varias empresas, el fondo limita los riesgos de que algunas de ellas no cumplan con las expectativas generadas, y amplía las posibilidades de que haya verdaderas historias de éxito dentro de las carteras.

Precisamente, el término home run se usa para designar a aquellas empresas que cumplen con creces las expectativas del fondo ofreciendo una rentabilidad excepcional en un periodo corto de tiempo. Estas inversiones, por lo tanto, tienen un impacto significativo en el rendimiento del fondo, compensando otras inversiones que han podido ser menos exitosas.

Por el contrario, hay empresas que acaban siendo “muertos vivientes” dentro de los fondos porque ya que no generan los retornos esperados o no cumplen con los objetivos de crecimiento y el plan de negocio planteado. Se encuentran, por tanto, en una situación de estancamiento o bajo rendimiento.

Generalmente, debido a su situación, requieren una atención especial con el fin de que los GP (General Partner) implanten los cambios necesarios y puedan revivirlas.

A la hora de gestionar un muerto viviente, los fondos pueden seguir diferentes estrategias:

• Reestructuración financiera: el fondo trabaja en la reestructuración de la deuda de la empresa, renegociando con los acreedores y buscando formas de mejorar su posición financiera.
• Cambio de gestión: si la empresa tiene problemas de gestión y dificultades para seguir el plan de negocio, el fondo puede tomar medidas para cambiar el liderazgo y la dirección.
• Estrategia de salida: en algunos casos, el fondo puede decidir que la mejor opción es salir de la inversión y buscar un comprador o una fusión con otra empresa.
• Inyección de capital adicional: el fondo puede decidir invertir más capital en la empresa para proporcionar la financiación necesaria para superar los desafíos actuales.

Hay que destacar que no todos los “muertos vivientes” tienen por qué acabar en fracaso. En muchas ocasiones, con la dirección adecuada y el capital que provea el fondo pueden volver a salir a flote y acabar alcanzando el éxito.

Autor

Sofía Cisneros

Comunicación y contenidos - Crescenta